Tu(ya)
el que me poseas arbitrariamente
igual que hago yo contigo.
Quisiera decir que lo he intentado todo.
Me doy completa y fallo.
Igual que mis esfuerzos de escribirte
resultan nulos en la frugalidad.
Entonces el botellón marrón hace lo suyo,
me anima a venir y plasmar algo acá:
Abro la ventana para contemplar el diluvio,
coloco un par de almohadas al pie de la ventana
para posarme al estilo oriental.
Los cachorros duermen pacíficamente al lado mío.
Les veo y nuevamente te traigo a mí.
Beso mi caguama y evoco las discretas líneas
que componen tu boca.
La burbujeante cebada se derrama por mis comisuras
y como tu saliva, es amarga.
Suspiro y obtengo la reminiscencia
de tu aliento en las mañanas de resaca.
Me sé histérica,
sensible,
ansiosa,
existencial,
triste,
leyendo(te) demasiado entre líneas
en el esfuerzo de ser tuya.
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