18 de enero de 2019
Este es solo un relato.
Son las 20:47 del primer viernes 18 de este el año de nuestro señor jebuscristo, 2019.
Por la tarde Vanessa me preguntó cuantos meses cumplimos juntos. La verdad es que no llevo la cuenta y no pude asegurarle si 9 o 10 y en realidad el dato no importa. Luego, auxiliada por los dedos, lo comprobé: nueve meses de besos lupulosos por las noches y agrios por las mañana y más de diez de sexo entero, porque ya sabes, a veces hay sexo a medias, medios sexos y partes de sexo. Para mi fortuna eres incapaz de estos últimos.
Me encuentro sentada en la barra de El Cardenal. Enfrente tengo un vaso medio lleno (o medio vacío)con un líquido de color arenoso y turbio que le he vaciado desde una cerveza Ippólita.
Aprecio bastante cuando me inspiras a escribir, cuando me lo sugieres porque debería hacerlo más a menudo y así obligarme a pensar.
Ghiomar no debe tardar en llegar para ir a aquella reunioncilla en honor a la despedida de mi ex compañero de la universidad, Diego, que se larga a Polonia. También viene Jorge y de su brazo seguramente Moi.
Me molesta un poco tener que dejar El Cardenal y las deliciosas botellas de Ippólita, pero mamá me enseñó ha cumplir con lo que se promete y se dice. En el pasado sucedía que todo lo que se tenía como endoso era la palabra y esto era suficiente.
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